jueves, 14 de julio de 2011



Entró una corriente de aire y le atacó el cuello.

Se mantuvo firme, miró hacia el frente.

No estaba mal. Luces de neón invertidas. Le brillaron los ojos.

Era martes cerca del medio día.

Se había ido a cortar el pelo con dos mil pesos que encontró tirados debajo del velador. Posiblemente los había perdido la puta de la noche anterior.

En honor a este mundo de mierda lleno de casualidades, se dijo,

en honor a los imbéciles que se cortan el pelo en sus depresiones.

Y en todo caso, de qué se quejan, tienen brazos y piernas y a nadie le falta Dios,

lo que es igual a decir que a nadie le falta un culo

o un par de tetas para salvarse,

cada cierto tiempo, la técnica es simplemente no ser demasiado quisquilloso

Así es que bajó los 5 pisos de su departamento y entró en la peluquería.

Pidió un corte común. Rebájame un poco lo que ya tengo, si, si, dijo, la misma forma pero con menos volumen.

Pero ella lo acuchilló

Y esa fue toda la historia

2 comentarios: